Comenzamos a trabajar en la intervención concientes del que el trabajo seria arduo, que solos, quienes estábamos a cargo, no podríamos lograr cubrir de burbujas la enorme e imponente pileta que teníamos delante, sabíamos que nuestra apuesta estaba en la participación ciudadana, en los que habían sido convocados ya sea por redes o en forma personal.
El corazón de la ciudad ya estaba intervenido, era imposible para el transeúnte dejar de advertirla, preguntas, curiosidad…YA ESTABA…
Fue inmediato, de pronto junto con el desarrollo del trabajo aparecieron muchas personas colaborando, muy diversas, de diferentes lugares, también extranjeros, niños, jóvenes, amilias y adultos mayores, gente convocada, transeúntes habituales del centro serenenses y turistas de paso que compartieron con nosotros la confeccion de la cantidad de burbujas necesarias. Paralelo al trabajo la necesaria reflexión acerca de la necesidad de tomar conciencia sobre el cuidado de nuestro planeta, que se hace, que hacíamos, que se debería hacer, quien lo debería hacer, que estoy haciendo etc nunc a estuvimos solos, la conversación y la colaboración fue muy generosa.
Las burbujas dentro de la pileta pronto fueron multiplicándose, la espuma limpiadora comenzaba a brotar y los transeúntes se acercaban curiosos a comprobar de cerca y a veces con sus manos que era lo que les producia esta sensación visual y sensual desconocida.
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